Resumen
Existen exhaustivos estudios (sociológico, antropológico e histórico), a partir de los cuales es posible desmentir el mito del instinto maternal como componente indispensable de la identidad femenina.
La relación mujer-madre es un binomio meramente cultural que en la sociedad moderna está poniendo en discusión.
Puede ser reconocido el potencial reproductivo de las mujeres, aunque también debe aceptarse que dicho potencial no tiene porqué ser vivido como “necesidad” por todas las mujeres.
Esa “necesidad” universal de la maternidad por parte de todas las mujeres es una creación del patriarcado.
Se hace una distinción entonces entre la “institución maternidad” que es la establecida por el patriarcado como forma de dominación, y la “experiencia de maternidad” que es la que experimentan las mujeres que eligieron pasar por esa experiencia y la viven placenteramente.
Evolución histórica del modelo de maternidad
La maternidad Judeo Cristiana
El modelo de mujer es de célibe y abnegada.
La esposa sumisa a la voluntad de su marido y dedicada a sus hijos
La Virgen María era el modelo de madre que une la castidad y la devoción, así como la obediencia.
Génesis 3:16. “(…) aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará.”
O sea que nos dice o trasmite este texto: la Obediencia ya no sólo por propiedad sino también por mandato divino.
Y además la unión del dolor a lo femenino. Es decir siempre lo femenino ligado al dolor, de allí su naturalización
En la Edad Media
Durante este período se exalta la imagen de mujer como pecadora.
Un inquisidor Heinrich Kramer un inquisidor que escribió en 1487 “Males maleficarum” o el martillo de las brujas decía “Podría notarse además que hay como un defecto en la formación de la primera mujer porque fue formada de una costilla curva, es decir, de una costilla del pecho, que está torcida y es como opuesta al varón. De este defecto procede también, que como es animal imperfecto, siempre engaña”
“Entrechocan los elementos, por obra de los demonios, para traer pedriscos y tempestades, perturban la mente de los hombres, es decir, la inclinan a la locura, al odio o al amor desordenado”
Los conceptos de esta época medieval enfatizan más que nunca la virginidad como virtud, la obligación de procrear, nutrir y educar en la moralidad, sobre todo a las hijas. Y además el hecho que la mujer debe amar más que ser amada.
En el Romanticismo
Existe la teoría de la maternidad como comportamiento instintivo.
La madre cuida, pero no rige los criterios de crianza.
Lo más importante en una mujer es su fertilidad, no sus capacidades para la crianza. (impera más el criterio biológico que el intelectivo)
En la Modernidad
A fines del siglo XIX con el apogeo de la ciencia, la crianza pasa a ser casi un método científico.
Las mujeres deben prepararse para cumplir ese rol. Es la encargada de transmitir los valores morales y criar buenos ciudadanos.
El acervo científico refuerza esta imagen de madre necesaria a tiempo completo.
En la Posmodernidad
Durante esta etapa coexisten modelos variados e incluso contradictorios de crianza.
La maternidad ya no es vista como “culpable de todos los males”.
Ser madre se visualiza como limitante para la realización personal, y por tanto como opción postergar la maternidad o no ejercerla.
Surge la colectivización de la crianza: aumentan las propuestas educativas en tal sentido.
Las mujeres posmodernas se debaten entre los ideales modernos y posmodernos, el resultado predecible: la culpa.
Cambios durante el embarazo
Durante la etapa de gestación existen diversos cambios: Corporales, emocionales, sexuales, entre otros.
El puerperio, periodo de adaptación posterior al parto, puede ir desde los 40 días (puerperio biológico), hasta los dos años (puerperio psicológico).
Sexualidad durante el embarazo
Sexualidad antes del embarazo: Cómo está la relación de pareja y la familia; Cuál fue el proceso para llegar a este embarazo y cómo lo vive; Factores físicos y hormonales
Puede verse: Aumento de la libido; Descenso de la libido; Placer sexual aumentado
Primer trimestre
Condicionado por su historia sexual y reproductiva (miedos, pérdidas gestacionales)
Si hay o no malestar y náuseas
Suele haber un descenso del deseo y la actividad sexual.
Segundo trimestre
Suele haber un aumento considerable del deseo y excitación sexual (aumento de la vascularización, la lubricación y congestión vulvar).
El 40 % de las embarazadas experimenta un aumento del deseo sexual.
Tercer trimestre
Durante el tercer trimestre con más frecuencia se producen desajustes o disfunciones fundamentalmente por razones mecánicas, por lo cual puede requerir cambio de posturas
Algunas mujeres pueden no sentirse cómodas con su apariencia (depende de antecedentes)
Puede aparecer miedo y descenso de la frecuencia.
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