Resumen
Antecedentes históricos
Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de Zeus, entre otros.
Posteriormente los romanos llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo
Con la llegada del cristianismo se transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús.
El Día del Padre es una celebración u homenaje dedicada a los padres. En general, la tradición católica europea lo conmemora el 19 de marzo, día de San José, padre adoptivo de Jesús. Porque en realidad el verdadero padre de Jesús quién es?…Y un padre que por otra parte aparentemente no tenía sexualidad con su esposa.
La parentalidad
El término parentalidad etimológicamente se refiere a pariente no a padre
La función parental es la ejercida por madre padre o sustituto no es la función ejercida por el padre.
La parentalidad no deber ser reducida sólo a su aspecto biológico pues lo psicológico y lo social también son aspectos fundamentales en ésta.
Sabemos que al hablar de padre y madre estamos hablando de funciones. Funciones que quieren decir amor, cuidados básicos, respeto y normas como las del buen trato. Éstas pueden ser encarnadas por personajes distintos a los progenitores y no necesariamente respondiendo al sexo biológico o a la orientación sexual o a la familia nuclear (entendiendo la misma como la conformada por un padre, una madre y sus hijos).
Les funciones centradas en el desarrollo de los hijos son:
- Función parental de protección: Velar por el buen desarrollo y crecimiento de los hijos, así como por su socialización.
- Función parental afectiva: Los padres deben proporcionar un entorno que garantice el desarrollo psicológico y afectivo del niño.
- Función parental de estimulación: Aportar a los hijos estimulación que garantice que se pueden desarrollar correctamente en su entorno físico y social
- Función parental educativa: Tomar decisiones que garanticen el desarrollo educativo del niño y que tienen que ver no sólo con el ámbito educativo, sino con el modelo familiar que se establezca. Los padres deben poder orientar y dirigir el comportamiento de los niños y sus actitudes y valores de una forma coherente con el estilo familiar y que sea aceptable para el entorno. En el caso de los niños adoptados, se debe tener presente que, a menudo, han visto patrones de conducta inadecuados y han aprendido a reproducirlos por imitación de los modelos de referencia
Debido a que ser padres o madres no son atributos que se heredan o que se desarrollan en una persona y no en otras (como por ejemplo: la idea de que solo las mujeres pueden ser buenas madres por su sensibilidad, o que no hay como la madre femenina para llevar adelante la función de criar un hijo).
Las funciones se construyen cotidianamente, en el día a día, en el contacto con nuestros propios padres, y los diferentes referentes adultos de nuestra sociedad.
En otras palabras no nacemos con las habilidades de ser padres o madres, tampoco es que se despierte un día de forma espontánea y natural, sino que se construye cotidianamente; es una función que se aprende en sociedad y en interacción con otros.
La función parental es imprescindible en la construcción del psiquismo de un niño.
Estas funciones básicas son las que sirven para la conformación de la subjetividad del hijo
Tipologías de familia
Existen diversas estructuras familiares:
Familia nuclear: Es la familia conviviente formada por los miembros de un único núcleo familiar, el grupo formado por los miembros de una pareja y/o sus hijos. (Forero, 2014)
Familia extensa o conjunta: Incluye a padres, hijos, hermanos de los padres con sus propios hijos, abuelos, tíos abuelos, bisabuelos (generaciones ascendentes). (Forero, 2014)
Familias homoparentales: Una relación estable entre dos personas del mismo sexo. Los hijos llegan por intercambios heterosexuales de uno o ambos miembros de la pareja, adopción y /o procreación asistida. (Córdova, 2012)
Familias con un solo progenitor o monoparentales: “casos de separación, abandono, divorcio, muerte o ausencia por motivos forzosos (trabajo, cárcel, etc. de uno de los padres, el otro se hace cargo de los hijos y conviven” (Córdova, 2012, p78) Según “La modalidad de madre soltera o divorciada, es la más común en la categoría monoparental” (Forero, 2014, p54)
Domínguez y Montalbán (2012) citan a Frías, LLobel y Bort (2004) los cuales mediante diversos estudios realizados concluyen y apoyan la idea de que el ser buenos padres o madres no depende de cómo esté estructurada la familia sino de las conductas y de las enseñanzas de los/las adoptantes.
Cuándo se inicia la parentalidad
Eva Rotenberg (2014) desarrolla la importancia de esta función marcando u papel crucial en la formación de las bases como persona, independientemente de cómo se conforme cada familia. Entiende que la parentalidad tiene sus inicios en el nacimiento del niño. Padres e hijos nacen juntos, simbólicamente, y se van amoldando en las diferentes etapas vitales.
Cabe preguntase: ¿cual es el punto de partida para tomar el inicio del ser padres o madres? En otras palabras diríamos cuando se inicia desde el deseo de hijo.
Somos padres o madres desde el instante en que decidimos o deseamos serlo.
Es a partir de ese momento que tomamos contacto, desde el imaginario, con ese hijo/a; los progenitores o sus sustitutos depositan sus fantasías y expectativas, de ellos mismos en ese futuro niño/a.
La crianza de hijos por familias en familias monoparentales
Durante los últimos 20 años las familias de padres solteros se han vuelto más comunes que las denominadas “familias nucleares” compuestas por la madre, el padre y los hijos. En la actualidad, vemos toda clase de familias de padres solteros sólos, de madres sólas.
Ahora bien, es muy diferente cuando es una opción personal tener un hijo sólo por opción que sea a raíz de una ruptura o viudez.
La vida en un hogar de padres o madres solteros, si bien es común, puede resultar bastante estresante para los adultos, y cómo lo es para los adultos ello repercute en los niños.
Las familias de padres solteros afrontan muchas otras presiones y posibles áreas problemáticas que las familias convencionales no afrontan.
- Algunos de estos son:
- Problemas de visitas y custodia.
- Los efectos de conflictos continuos entre los padres.
- Menos oportunidad para que padres e hijos compartan tiempo juntos.
- Los efectos de la separación en el desempeño escolar del niño y la relación con sus compañeros.
- Relación alterada con la familia extendida.
- Problemas causados por las citas de los padres y sus nuevas relaciones.
Pero per se, un niño al que se le brindan los cuidados y el amor necesarios sin conflictos entre los padres no va a presentar ningún problema. El apoyo de amigos, compañeros y otros miembros de la familia también puede ayudar. No obstante, si los miembros de la familia aún están muy abrumados y tienen problemas, puede ser momento de consultar a un experto.
La crianza de hijos en familias homoparentales
Hoy en día el tema de la homoparentalidad surge en debates políticos, académicos y también las familias. No es nuevo. Niños y niñas han crecido cuidados por padres y madres del mismo sexo desde hace tiempo ya.
En torno a la homoparentalidad, pareciera ser que la sociedad solicita garantías de crianza saludable, cuando no nos cuestionamos si una madre o una pareja heterosexual están realmente en condiciones aceptables de tener hijos. Ej: En muchas ocasiones se ve cuando hay problemas vinculares que deciden tener hijos cómo si ello fuera la solución a sus problemas.
La homosexualidad femenina o masculina no son enfermedades. Los/as homosexuales se encuentran en su vida afectiva con las mismas inquietudes que los heterosexuales. La condición de padre o madre no implica en sí misma ni salud ni patología.
Si recordamos que no existen pruebas de que las personas homosexuales estén menos capacitadas para ser madres o padres, ni tampoco de que las niñas y niños que se crían con personas homosexuales se diferencian de forma negativa de los que se han criado con heterosexuales, se hace necesario avanzar en el compromiso de igual trato para toda persona que declara su deseo de tener un hijo/a.
Niños y niñas necesitan figuras protectoras capaces de poner normas, entregar protección y dar seguridad sin necesidad de preguntarse si esa persona es hombre o mujer, hétero u homosexual. Se requiere de una familia suficientemente satisfactoria para el desarrollo del niño y niña.
A partir de esto nos surgen preguntas:
- ¿Las parejas homosexuales pueden llevar adelante la crianza de hijos, con el mayor éxito posible, sin que su orientación sexual incida en el menor?
- ¿Cómo se dan las identificaciones?
- ¿Cómo se ejerce el rol parental en nuestros días?
- ¿Qué características son necesarias para devenir sujeto?
- ¿Hay diferencias entre padres homo o heterosexuales en el cuidado de un hijo?
- Somos los mismos con los cambios culturales y sociales que se han producido?
- Pensamos igual que antes?
- No nos cuestionamos al respecto?
- No podemos ejercer la sexualidad reproductiva solos o solas, sin otro u otra responsablemente con herramientas que proporcionan el Estado e instituciones?.
Conceptualizando el término, Mioto (citado por Mónica Castillo, 2013) nos dice que familia es un grupo de personas que conviven en un lugar y tiempo prolongado y que comparten o no consanguinidad entre sí
Existen las familias adoptivas, padres solteros con sus hijos, abuelos u otro familiar haciéndose cargo de niños, familias gais y lesbianas, familias ensambladas (donde dos personas se juntan en pareja con sus hijos y forman todos juntos una nueva familia) y por qué no grupos de personas que sin intentar formar una pareja se sienten en familia. Hay muchas maneras de considerarse en familia, lo único que no tiene que faltar es el sentimiento de pertenencia, el cuidado y protección de unos sobre otros para ser integrante de una familia.
Por su parte, Roudinesco (2003, p. 117) plantea, tomando a Lacan, que la pertenencia de una persona a la familia es, sin lugar a dudas, lo más relevante para constituirse en ella. Sin el sentimiento de pertenencia, es imposible alguna humanización del individuo..
La familia se entiende como una unidad que por su condición es cambiante y abierta a su entorno; es que la familia cambia a los largo de los años.
Para entender los cambios que han transitado las familias, y el “desorden” que en nuestros días la afectan, es necesario una mirada histórica de los hechos.
Las funciones dentro de las familias tuvieron un giro, pasamos de una dominación únicamente patriarcal, solo llevada adelante por el hombre de la familia, a una función de jefa/e de hogar, donde mujeres, abuelos, entre otros, han llevado adelante dicha tarea. Esta evolución dentro de la familia se ha dado de forma lenta pero sin pausa a lo largo de la historia. Se plantean tres grandes momentos:
El primero es la familia tradicional, la cual aseguraba la transición del patrimonio de una generación a otra. Los matrimonios eran arreglados, no se tenía en cuenta a los implicados y generalmente eran a temprana edad.
En un segundo momento evolutivo, entre fines del siglo XVIII y mediados del XX, se encuentra la familia moderna. Se centra en la lógica afectiva, en lo romántico, las uniones matrimoniales se dan por consentimiento de las partes. Se valoriza la división de tareas entre los cónyuges y los hijos toman un papel importante en la trama familiar, considerándose como sujetos a los cuales educar. Dicha educación pasa a manos del Estado, donde la división de la autoridad en este momento comienza a fraccionarse. Se da de dos maneras, por un lado el Estado y por otro los progenitores; la otra subdivisión de autoridad se da entre los progenitores, la madre por un lado y por el otro el padre.
Y un tercer momento histórico, a partir de 1960, en el que nos encontramos con la familia contemporánea o posmoderna. La familia no se constituye de la misma forma, no hay en su mayoría matrimonios, se caracteriza más que nada por uniones entre dos personas. Los matrimonios no son vistos como un compromiso hasta la muerte, sino que son pensados con libertad de duración en el tiempo.
Por lo que en la Época Moderna, (Roudinesco) la familia occidental deja de pensarse desde los paradigmas de un mandato divino o estatal.
Aunque se den estas modificaciones a lo largo del tiempo la familia sigue siendo la institución humana más sólida de la sociedad. Ha transitado desde las décadas en que no pertenecer o no poder estar dentro de las normas sociales establecidas era condenado como una versión enfermiza de la familia, hasta hoy en día que nos encontramos dentro de una mayor amplitud y diversidad.
En consecuencia, la familia no se entiende como la interrelación de madre, padre e hijos, sino como una red de conexiones donde diferentes actores significativos actúan en la trama, tales como las instituciones y los diferentes grupos.
A lo largo de la historia, y dentro del ordenamiento familiar, se han pronosticado grandes catástrofes, crisis familiar, un apocalipsis de la civilización tal como la conocemos.
El primero de ellos fue el divorcio, con la división de la familia nuclear en dos, que conllevaría la desintegración de la familia y traería múltiples problemas a la organización social.
En determinado momento este hecho llevaba a la estigmatización y a una nueva constitución del modelo de familia que se denominaría familias monoparentales. Estas correspondían, en un primer momento, a la marginalidad, ya que se tomaba el modelo burgués como único y perenne.
Con una nueva reestructuración y la incorporación de nuevos parámetros para mantener el orden social, surge otra variante que desestructura lo ya naturalizado hasta el momento, una nueva forma de familia: las parejas homosexuales desean formar una familia constituida y ser reconocidos como tal. Ello conlleva una nueva forma de parentalidad aún no considerada. La homoparentalidad es la nueva crisis familiar en nuestros días, el nuevo apocalipsis que terminará con todo lo bueno que conocemos.
La función familia es ejercida en primer lugar por los padres, los cuales tienen el principal acercamiento con el niño, pero también es actuada por diferentes integrantes del núcleo familiar.
Somos lentos en aceptar los cambios, cuando hace tanto que venimos trabajando en ello; y un ejemplo claro es la homoparentalidad o mejor dicho la aceptación sin prejuicios de los padres gais y lesbianas en nuestra sociedad.
En la actualidad se piensa a la estructura familiar, en relación a la crianza de los hijos, desde una postura más integradora; donde ambos padres tienen crucial importancia.
Mariam Alizade (2008) y plantea que los roles maternos o paternos son independientes de su sexo biológico, entendiendo que el individuo se forma en función con otro, un modelo de otro que atienda las necesidades.
Acerca de la preocupación por la “identificación” en familias homoparentales.
Existe una visión reduccionista que piensa que un niño/a que crece en una familia homoparental va a adolecer de la identificación con un rol de género: le faltaría el hombre o mujer, el padre o la madre con quien identificarse. Al respecto una aclaración: identificarse no es imitar.
Se trata de un proceso de pensamiento de temprana aparición, complejo y que se relaciona con el existir y la conciencia de ser uno/a. No se trata de imitar a un hombre o imitar a una mujer.
Es decir, los sujetos que crecen en familias homoparentales no han de ver perturbada su identidad de género, el reconocimiento de roles o su orientación sexual. La homosexualidad no es algo que se imita o que se pega.
Hay múltiples estudios en dónde hay suficiente evidencia que las parejas homoparentales crían a hijos/as mucho más tolerantes y empáticos.
Mientras todos debaten, un niño o niña crece en una familia formada por personas del mismo sexo. A la hora de juzgar la nueva configuración familiar, reflexionemos en cuánto realmente aporta este debate para los niños y niñas, ya que la mayoría de las veces contribuye a su sufrimiento a causa de la discriminación que viven sus familias.
La crianza y educación realizada por padres y madres del mismo sexo, así como también por las parejas heterosexuales, constituye una forma de organización familiar que debiera responder, prioritariamente, al interés superior del niño/a dado que – para todos los niños/as- anhelamos un mundo en que se les ame y proteja, un mundo en que las características de la orientación sexual de sus padres no impliquen discriminación ni exclusiones.
La parentalidad es un lazo afectivo que reconoce a un nuevo ser. Un esfuerzo por acompañar el camino de ese otro ser con cuidados, límites y protección. La parentalidad tiene más de espacio psicológico que de determinación biológica.
En nuestro país, con la nueva Ley No 19.075 de Matrimonio igualitario (2013) se lograron grandes adelantos con respecto al reconocimiento y derechos de las familias homoparentales. No solo se obtiene una ley que los ampara, sino que los deja en iguales condiciones y derechos en la sociedad. Aunque no parezca, este fue un gran paso, no solo se les da la posibilidad a las parejas homosexuales de casarse sino también de adoptar, reconociendo una nueva forma de familia y de parentalidad.
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