Definición
La disfunción eréctil se define como la incapacidad permanente y recurrente para conseguir una erección o mantenerla con la suficiente firmeza para tener una relación sexual. Es la 2ª disfunción sexual masculina en frecuencia (por detrás de la eyaculación precoz) pero la que representa el principal motivo de consulta.
Por su impacto en la autoestima y la relación de pareja, la disfunción eréctil se puede asociar a estrés y depresión, lo cual afecta de gran manera la calidad de vida.
El diagnóstico es sencillo, solo se necesita una buena entrevista y un examen físico dirigido.
Causas o Etiología
Las causas se dividen en orgánicas o psicológicas, lo cual es incorrecto, ya que la distinción mente-cuerpo no es tan sencilla y en realidad los componentes “psicológicos” o emocionales siempre están presentes de alguna manera, a pesar que la causa sea primariamente orgánica. La ansiedad, el temor al desempeño, la falta de confianza siempre están presentes en esta disfunción, independientemente de la causa exacta por la cual no se logra la erección y estos elementos son los que mantienen el problema en el tiempo.
Después de los 45 años la causa principal de la disfunción eréctil es un problema vascular peneano, relacionado con factores de riesgo como: edad, tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes, obesidad y colesterol alto. Estos factores causan un daño crónico en los tejidos responsables de la erección.
Estos factores también están relacionados con las enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, los accidentes cardiovasculares, la insuficiencia circulatoria de miembros inferiores, entre otros. Por lo tanto, debemos entender a la disfunción eréctil como un síntoma de alarma para otras enfermedades y actuar al respecto.
En los últimos años varios estudios han demostrado que la disfunción eréctil puede ser el primer aviso de una cardiopatía coronaria y preceder a un infarto en aproximadamente cinco años, por lo cual su correcta valoración es fundamental más allá de la vida sexual de ese varón.
Otras causas pueden ser endocrinas, asociadas a bajos niveles de testosterona; medicamentosas (son múltiples los fármacos que pueden alterar la erección), neurológicas, anatómicas, entre otras.
Tratamiento
El primer paso en el abordaje de esta disfunción es un análisis detallado y personalizado del caso por profesionales especializados en la temática.
El tratamiento dependerá de cada caso en particular, pero en términos generales el objetivo es conseguir una erección de la mejor calidad posible, que les garantice satisfacción al paciente y a su pareja.