Nuevo tratamiento para la disfunción eréctil
La disfunción eréctil es la incapacidad de lograr o mantener una erección del pene para la penetración vaginal y el desempeño sexual satisfactorio; se la considera el segundo problema más frecuente de disfunción sexual en hombres con una prevalencia aproximada del 30%. La mayoría de los casos de disfunción eréctil tienen origen orgánico, principalmente por enfermedades vasculares, pero también está asociada a factores psicológicos, neurológicos u hormonales, o a alteraciones estructurales.

Algunos de los factores de riesgo que más se asocian con ella son: obesidad, antecedentes cardiovasculares, diabetes mellitus, síndrome metabólico y depresión.
Objetivo
El objetivo del tratamiento de la DE es conseguir una erección de la mejor calidad posible, que les garantice satisfacción al paciente y a su pareja.
Hasta 70% de los pacientes logran un resultado satisfactorio con los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa (Sildenafil/Tadalafilo), o fármacos intracavernosos, pero de 30% a 40% son refractarios a ellos. De ahí la importancia de conocer alternativas terapéuticas efectivas, modernas y de acción duradera.
Una de ellas es la terapia con ondas de choque de baja intensidad, cuyo principio es la creación de nueva vascularización, con el fin de aumentar el flujo sanguíneo en el pene para que haya erecciones rígidas que permitan la relación sexual.
Las ondas de choque de baja intensidad tienen propiedades angiogénicas y se utilizan en el tratamiento de las heridas crónicas, la neuropatía periférica y el tejido cardíaco isquémico.
Estas ondas disparan una cadena de acontecimientos que lleva a la liberación de factores angiogénicos, que inducen nueva vascularización en los tejidos afectados y por consiguiente mejoran la circulación sanguínea.
De aquí se derivó el uso de las ondas de choque de baja intensidad en el tratamiento de la disfunción eréctil, aplicando estas fuerzas de tensión a los cuerpos cavernosos con el fin de mejorar el flujo sanguíneo en el pene y la función endotelial mediante la estimulación de la angiogénesis.
Tratamiento
El tratamiento se realiza de manera ambulatoria, en consultorio médico especializado, sin necesidad de anestesia ya que es completamente indoloro.

Se aplica directamente sobre el pene, en distintos puntos, una determinada cantidad de energía por sesión. El protocolo que utilizamos, en la mayoría de los casos, es de cinco (5) sesiones, una vez por semana al inicio y un segundo período de tres meses de tratamiento donde realizamos una sesión mensual.
El proceso de nueva vascularización comienza a ser evidente en un lapso de cuatro a doce semanas de iniciado el tratamiento.
La nueva vascularización permite un mejor flujo sanguíneo en el pene, lo que favorece la erección y por ende mejora la actividad sexual. Pacientes que previamente usaban inhibidores de la 5-fosfodiesterasa y fueron sometidos a terapia con ondas de choque de baja intensidad lograron una erección adecuada en 60% a 70% de los casos sin necesidad de medicamentos, y una tasa similar de pacientes que han dejado de responder a dichos inhibidores puede de nuevo beneficiarse de ellos después del tratamiento con ondas de choque de baja intensidad.
El éxito del tratamiento varía entre un 50 a 80% según los estudios internacionales.