“Mujer madre vs Mujer puta”


Resumen

La sexualidad es una construcción social e histórica, no es nada más un simple referente biológico. Entonces, esta supuesta sexualidad natural, la hemos modelado desde siempre. Muchas creencias que tenemos al respecto son construcciones culturales que vienen del pasado.

La mujer todavía tiene muchos conflictos con el placer sexual

La identidad femenina de la cultura preponderante en América Latina está en debate. Así, se percibe que las mujeres están divididas en dos tipos: la buena mujer (la madre) y la mala mujer (la puta).

En Occidente, la sexualidad femenina está asociada a dos funciones esenciales que parecen rechazarse mutuamente y que durante siglos han sido estigmatizadas de manera excluyente una de otra: nos referimos a las figuras de la madre y de la puta, la Virgen María frente a Eva y su tentación corruptora.

Como señala Marcela Lagarde:

“La sexualidad femenina tiene dos espacios vitales: uno es el de la procreación y otro es el del erotismo. Estos ámbitos de la sexualidad son la base de la especialización sociocultural de las mujeres. En torno a la procreación se construye la maternidad como experiencia vital básica, “natural”, como contenido de vida de todas las mujeres, como centro positivo de su feminidad, de su ‘naturaleza’.” (Lagarde, 1997)

Estereotipo: virgen-madre

La virgen, según la idea de Marcela Lagarde, simboliza a la mujer como madresposa; así también, la virgen María se convierte en el mejor ejemplo para la mujer sobre su papel de perfecta casada. Desde luego que contiene un conjunto de atributos de comportamiento, de relación con los hombres y de la definición de su ser, que, como en todas las vírgenes, se concreta en un cuerpo intocado, sólo materno. la iglesia medieval adora y glorifica a María porque ella es la no mujer, la mujer desexualizada.

Estereotipo: prostituta- femme fatale

Empezaré definiendo a la puta, según Marcela Lagarde: “las amantes, las queridas, las edecanes, las vedettes, las exóticas, las misses, las madres solas o madres solteras, las fracasadas, las que metieron la pata”, entre otras.

Puta es también la mujer asumida como erótica que desea satisfacer o simplemente expresar sus pulsiones sexuales; así también, “el concepto puta es una categoría de la cultura política patriarcal que sataniza el erotismo de las mujeres, y al hacerlo, consagra en la opresión a las mujeres eróticas.”

La prostituta es la mujer social y culturalmente estructurada en torno a su cuerpo erótico, en torno a la transgresión. En un nivel simbólico, en ese cuerpo no existe la maternidad, pues se encuentra pervertida.

Puta deviene en la Femme fatale o “mujer fatal” cuyo origen es francés y significa “mujer desastrosa”, es también “la personificación de la mujer máquina, artificial, mecánica y mortífera” este personaje se identifica también como una villana que usa el maligno poder de la sexualidad para atrapar al desventurado héroe.

En la mujer fatal se funden la “vamp” de las mitologías nórdicas y las prostitutas mediterráneas.

La mujer fatal ha existido desde la mitología y en el folclor en todas las culturas. Lilith, quien fuera la primera compañera de Adán, es una diablesa posiblemente de origen asirio-babilónico que pasó a tener posición relevante en la demonología judía; es también una seductora y devoradora de hombres. Así también aparece Eva, que comió el fruto prohibido

Así, la figura de la mujer fatal se hace omnipresente en la cultura occidental a finales del siglo XIX y principios del XX y que como hemos visto, tiene un arraigo cultural antiquísimo.

Algunos de los personajes más polémicos en este sentido fueron Margaretha Gertruida Zelle, mejor conocida como Mata Hari, una bailarina exótica, cortesana y espía durante la Primera Guerra Mundial; la actriz Marlene Dietrich; Mae West, quien en sus inicios fuera llamada The baby vamp; Greta Garbo.

Era actual

En la actualidad nos encontramos desde mi punto de vista ante dos situaciones

  1. La subjetividad femenina respecto al tema: Que deviene de la mistificación que adquiere la condición de madre en la cultura griega y judeo cristiana también ha contribuido a que esta condición haya sido “sellada a fuego” en las mujeres
  2. Las demandas sociales, familiares, laborales e institucionales que no dan apoyo suficiente a las mujeres para equiparar sus necesidades a la de los varones.

Respecto al primer punto la mujer se debate internamente o inconscientemente a veces a partir de la maternidad entre el rol de madre o de mujer sexuada, cuando en realidad no deberían ser roles contrapuestos, perfectamente una mujer madre es una mujer sexuada. Lo vemos a diario cómo la mujer cambia sus conductas o comportamientos sexuales a partir de que se convierte en madre. ¿Es esto por el legado de una educación milenaria recibida?

Para colmo de los males le hemos impuesto a las mujeres en los últimos años la necesidad de la lactancia prolongada, pero si una mujer no está en un contexto marginal no tiene sentido dar de amamantar más allá de los 6 meses.

En la actualidad la tendencia general es a la igualdad de hombres y mujeres en diversos ámbitos: en el ámbito político, en el laboral, en la sexualidad, al interior de la familia,

Pero se sigue manteniendo la idea de una identidad mujer-madre,

Aunque simultáneamente se la vincula con una identidad profesional (hay una ambivalencia en relación a la ama de casa, pues se le asigna el valor de buena madre, pero a la vez poco interesante, dependiente, aburrida, cuando no trabaja afuera); se continúa valorando al hombre más como profesional que como padre”. (Montecino, 1997, p. 112).

El concepto que impone la maternidad va más allá de lo biológico, es decir no sólo implica engendrar niños, sino que adquiere un compromiso más amplio, de la educación, del impartir valores, etc , es decir todo lo que requiere la crianza, tareas que empiezan a ser consideradas como opciones a las que se puede renunciar.

Sin embargo, no está claro que se haya desvanecido la identidad madre-mujer o que se la haya liberado de demandas milenarias. Por ej. Se ha impuesto el amamantamiento prolongado, cómo decíamos anteriormente.

Estamos en una época dónde la mujer es la que aparece abriéndose paso hacia nuevos “valores” de autorrealización y autosatisfacción, dónde debe luchar por conseguir sus espacios la función materna parece tener poco lugar, quedando esta última en una posición opuesta a la imagen de mujer.

Si se toma esta perspectiva las opciones pueden ser vistas como excluyentes: ser madre renunciando a las posibilidades y libertades como mujer o buscar desarrollarse (como pareja, profesional o trabajadora).

En el segundo caso se es vista como dando prioridad al propio placer. Pareciera una paradoja sin salida (o madre o mujer)

En este punto me interesa enfatizar algo, hemos hablado mucho de la impronta que nos ha dejado la cultura en la subjetividad femenina, pero más allá de esto en los hechos la carga real que implica el trabajo, las demandas de crianza, el trabajo en el hogar (que aún no está en los hechos distribuido en forma equitativa, configura un escenario en donde el peso de las labores y el desgaste está puesto en la mujer, y ha quedado bien evidenciado en la pandemia. Una mujer cansada y estresada naturalmente va a perder el deseo sexual, además de todo el simbolismo que hay detrás de la maternidad.

La respuesta posible a este conflicto es una nueva maternidad que surge de la necesidad de resolver la paradoja “o madre o mujer”, por nuevas alternativas que hagan posible “tanto madre como mujer”.

Escuchar el audio completo de Radio Sarandí a continuación:

Audio: Mujer Madre vs. Mujer Puta

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