Resumen
La noticia o anécdota
Todo esto surge a partir de un hacker, de algunos juguetes de internet y de algunas prácticas sexuales.
Hay dispositivos que funcionan como ‘cinturones de castidad’ virtuales para hombres. La ‘jaula de castidad’ para el pene es un juguete sexual que los usuarios se colocan alrededor del pene para evitar erecciones. El aparato está conectado a Internet (puede ser bloqueado y desbloqueado de manera remota): es vulnerable a hackeos.
Una idea peligrosa, la de utilizar dispositivos de castidad para el pene conectados a Internet -una práctica que se ha impuesto entre algunos miembros de la comunidad sadomasoquista o BDSM-.
Esto ya que, al igual que todo aquello que está conectado a Internet, puede ser vulnerado. Pero resultó que el juguete tenía una vulnerabilidad que abrió la puerta a hackeos.
Eso fue exactamente lo que sucedió, y hubo varias víctimas. Un hacker tomó control de los dispositivos de castidad de varios usuarios y demandó un ‘rescate’
“Tu pene ahora es mío”, dijo el hacker a una de las víctimas, de acuerdo con una captura de pantalla obtenida por el investigador de seguridad.
Una de las víctimas que se identificó como dijo que recibió un mensaje del hacker demandando un pago para desbloquear el aparato.
“Afortunadamente, no lo tenía bloqueado sobre mí mismo cuando esto ocurrió”, explicó el usuario.
¿Quiénes lo utilizan?
Ahora bien, estas jaulas de castidad son utilizadas por quienes gustan del sexo sadomasoquista o BDSM. Pero también podríamos pensar que podrían ser utilizados por parejas que padecen de celotipia.
BDSM es un término creado para abarcar un grupo de prácticas eróticas libremente consensuadas. Término creado en 1990 para abarcar un grupo de prácticas y fantasías eróticas. Se trata de una sigla formada con la combinación de las iniciales de los siguientes pares de palabras: Bondage es una práctica erótica basada en la inmovilización del cuerpo de una persona. Y Disciplina describe prácticas sexuales relacionadas con la flagelación, como actividad de contenido erótico. Dominación y Sumisión; costumbres y prácticas sexuales centradas en relaciones de consenso que implican el dominio de una persona sobre otra Sadismo (término derivado de Sade, escritor y filósofo francés del siglo XVIII) alude, en general, a la obtención en una persona de placer derivado del dolor de otro ser vivo. Y Masoquismo es la obtención de placer al realizar actos de crueldad o dominio. Este disfrute puede ser de naturaleza sexual y consensuada. (Marqués de Sade, escritor y filósofo francés autor de numerosas obras donde el sadismo sexual ocupa un papel de gran importancia)
En cuánto, a los criterios diagnósticos del trastorno de masoquismo o sadismo sexual (DSM 5) han sido concebidos para aplicarse a los individuos que admiten libremente tener ese tipo de interés parafílico. Estas personas reconocen abiertamente su excitación sexual intensa al ser humillados, golpeados, atados o sometidos a sufrimiento de cualquier otra forma, y el trastorno se manifiesta por sus fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos. Si esos individuos refieren también problemas psicosociales debido a sus preferencias sexuales o su inclinación a ser humillados, golpeados, atados o sometidos a sufrimiento de cualquier otra forma, entonces pueden ser diagnosticados de trastorno de masoquismo sexual.
Por el contrario, si refieren no sufrir malestar, traducido por ausencia de ansiedad, obsesiones, culpa o vergüenza en relación con esos impulsos parafílicos y éstos no suponen un obstáculo para alcanzar otras metas personales, podría afirmarse que tienen inclinaciones sexuales masoquistas, pero no deberían ser diagnosticados de trastorno de masoquismo sexual.
Más allá de lo anécdota
Más allá de lo anecdótico del caso la consigna “tu pene es mío” desata en todos nosotros si no sorpresa, al menos interrogantes o hasta cuestiones filosóficas abriendo un debate por demás interesante: ¿De quién es el pene? ¿Del que lo porta? ¿De los/as que lo “usufructúan”, “padecen” o “disfrutan”?
De cualquiera de las formas continúa alimentando el viejo mito o mensaje cultural de que es un órgano independiente del cuerpo, que no responde a la esfera cognitiva, o a la voluntad de su “dueño” un mero objeto que actúa por cuenta propia.
Mensaje por cierto por demás delicado, sinuoso, porque da lugar a respuestas de un amplio espectro. Por un lado, afirmaciones tales como “no pude evitarlo”, “el instinto llama” (excusa de cualquier varón con tendencias parafílicas o aún pedófilas) con lo cual el individuo que padece tales instintos sería inimputable. O hasta otras que lo nombran en tercera persona “fulanito no responde a pesar de que yo quiero”, típicas expresiones de varones que padecen de disfunción eréctil generalmente psicógena y que no pueden controlar la ansiedad anticipatoria, producto las frustraciones que devienen de una cultura que los ha mandatado a estar “prontos y listos” ante cualquier demanda sexual.
Escucha el audio completo de Radio Sarandí a continuación: